Hace algún tiempo que tengo esa idea en la cabeza… la primera vez que la comenté con alguien fue tomando un café con Leo Antoli y poco después, en una conversación en la lista de Agile Spain.
La mayor parte del material sobre agilismo hace referencia a mejorar el equipo de desarrollo. Mejorar sus skills técnicos. Mejorar su comunicación con el cliente. Mejorar la calidad del producto. Mejorar la calidad del proceso.
Aunque todo eso está muy bien, hay algo que chirria… ¿cómo podemos mejorar los procesos y la comunicación con el cliente sin el cliente?
Hay una cierta prepotencia subyacente en que el Agilismo se esté vendiendo a los roles técnicos. Nosotros sabemos mejor que nadie como funciona esto.
El agilismo de guerrilla, el volar bajo el radar son cool. Hace que los técnicos puedan reconfortar sus egos al sentirse mejores que esos estúpidos jefes de proyecto que ponen fechas imposibles.
Pero, en realidad… ¿quien tiene la sartén por el mango?
Si no han cambiado mucho las cosas: el que paga… es decir, el cliente.
Los técnicos pueden ser super cool, adoptar todas las buzzwords e implantar las tecnologías y herramientas más cutting edge del sector. Pueden esforzarse mucho. Pueden hacer demos y montar un entorno de CI (¡y yo les animo a todo ello!).
Pero si el cliente no juega a lo mismo, si no está realmente implicado en el porqué de esas demos (detectar defectos e introducir los cambios cuanto antes)… entonces un día, poco antes de la fecha de entrega, llegará la orden de “hay que cambiarlo todo”.
Y el equipo técnico perderá la sonrisa.
¿Y si fuese al revés? ¿Y si el cliente fuese el que exigiese una forma de trabajo ágil?
Pasarían dos cosas beneficiosas:
- Los parásitos del sector desaparecerían. Los malos profesionales no podrían sostener el ritmo. Es mucho más difícil entregar un producto funcionando cada 1 o 2 semanas que entregar papelotes para que parezca que sabemos lo que hacemos.
- El cliente se convertiría, automáticamente, en un aliado. No habría que buscar un Product Owner (lo que parece ser la mayor queja en la comunidad ágil española).
Entonces… ¿porqué seguimos vendiendo agilismo a los chicos de la cueva?