Abel Muiño

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Vendiendo agilismo a la persona equivocada

15 Feb 2010

Hace algún tiempo que tengo esa idea en la cabeza… la primera vez que la comenté con alguien fue tomando un café con Leo Antoli y poco después, en una conversación en la lista de Agile Spain.

La mayor parte del material sobre agilismo hace referencia a mejorar el equipo de desarrollo. Mejorar sus skills técnicos. Mejorar su comunicación con el cliente. Mejorar la calidad del producto. Mejorar la calidad del proceso.

Aunque todo eso está muy bien, hay algo que chirria… ¿cómo podemos mejorar los procesos y la comunicación con el cliente sin el cliente?

Todo para el pueblo pero sin el pueblo

Hay una cierta prepotencia subyacente en que el Agilismo se esté vendiendo a los roles técnicos. Nosotros sabemos mejor que nadie como funciona esto.

El agilismo de guerrilla, el volar bajo el radar son cool. Hace que los técnicos puedan reconfortar sus egos al sentirse mejores que esos estúpidos jefes de proyecto que ponen fechas imposibles.

Pero, en realidad… ¿quien tiene la sartén por el mango?

Si no han cambiado mucho las cosas: el que paga… es decir, el cliente.

Los técnicos pueden ser super cool, adoptar todas las buzzwords e implantar las tecnologí­as y herramientas más cutting edge del sector. Pueden esforzarse mucho. Pueden hacer demos y montar un entorno de CI (¡y yo les animo a todo ello!).

Pero si el cliente no juega a lo mismo, si no está realmente implicado en el porqué de esas demos (detectar defectos e introducir los cambios cuanto antes)… entonces un dí­a, poco antes de la fecha de entrega, llegará la orden de “hay que cambiarlo todo”.

Y el equipo técnico perderá la sonrisa.

¿Y si fuese al revés? ¿Y si el cliente fuese el que exigiese una forma de trabajo ágil?

Pasarí­an dos cosas beneficiosas:

Entonces… ¿porqué seguimos vendiendo agilismo a los chicos de la cueva?